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 Ing. Oscar Palacios

   Presidente

TODAVÍA NO ESTAMOS A SALVO

Por Oscar Palacios

...aunque elimináramos inmediatamente los combustibles fósiles pero continuáramos usando técnicas agropecuarias tradicionales a la escala actual, para el 2030 podríamos todavía superar significativamente el límite máximo de los 44 GtCO2e de dióxido de carbono necesario para mantenernos por debajo de los 2 °C con el cual se puede evadir un cambio climático peligroso.

En las últimas décadas las emisiones de gases de efecto de invernadero (GEI) se han ido incrementado de forma estable con pequeñas variaciones a lo largo del tiempo. Sin embargo el 12 de Diciembre del 2015, representantes de 196 países emergieron victoriosos con el primer acuerdo histórico mundial en la lucha contra el calentamiento global. Las 196 naciones acordaron disminuir lo más pronto posible el uso de combustibles fósiles que generan gases de efecto de invernadero como el metano y el dióxido de carbono para evitar un incremento de más de 2 grados Centígrados, o 3,6 grados Fahrenheit en las temperaturas atmosféricas que comprometerían el futuro del planeta con impactos catastróficos como la elevación de los niveles del mar, inundaciones y sequias más devastadoras, extensas escasez de alimentos y agua, y tormentas más poderosas.

 

Mantener el incremento de la temperatura global por debajo de los 2 °C implica que las emisiones de CO2 sean reducidas a cero neto para el 2060-2075. La hipótesis de un nivel medio de emisiones, de 42.000 millones de toneladas de CO2 equivalentes (42GtCO2e) en el 2030 tiene un chance mayor al 66% para mantener el incremento global de la temperatura por debajo de 2 °C para finales del siglo, mientras que con una mayor acción el nivel similar para 1.5 °C es 39 GtCO2e. Para alcanzar tales metas los países deberán llegar a un pico mundial de emisiones de gases de efecto de invernadero en la mayor brevedad y en adelante emprender una rápida reducción, mandando un claro mensaje a la industria de los combustibles fósiles que la mayoría de las reservas de carbón, gas y petróleo que quedan en el mundo deberán mantenerse bajo tierra y no podrán ser quemadas. Sin embargo todavía no estamos a salvo, aunque elimináramos inmediatamente los combustibles fósiles pero continuáramos usando técnicas agropecarias tradicionales a la escala actual, para el 2030 podríamos todavía superar significativamente el límite máximo de los 44 GtCO2e de dióxido de carbono necesario para mantenernos por debajo de los 2 °C con el cual se puede evadir un cambio climático peligroso.     

 

Ciertamente la agricultura, a través de la producción de carne es la mayor fuente de de los gases de invernaderos más potentes, metano y óxido nitroso. El metano resulta de la digestión de los animales rumiantes como las vacas, ovejas y las cabras. El óxido nitroso se produce del estiércol y de los fertilizantes usados para el cultivo de alimento para animales. Según el investigador Henry Janzen, PhD, Cientifico Investigador del Ministerio de Agricultura y Agro-alimentación de Canadá, estos cambios incluyen estreses tales como la desforestación, desertificación, excreción de nutrientes contaminantes, la formación de zonas muertas en los océanos, uso excesivo del agua fresca, uso deficiente de la energía, desviación de alimentos para usarse como alimento animal y emisiones de GEI. Estimaciones recientes concernientes a la cuota de la industria agropecuaria sobre el total de emisiones de GEI ronda principalmente entre 18 y 25 por ciento el cual en cualquier caso es mayor a las emisiones globales combinadas de todos los carros, camiones, trenes, barcos y aviones (13%). Sin embargo, un análisis hecho por Robert Goodland y Jeff Anhang en el 2009, demuestra que la ganadería y sus sub-productos constituyen actualmente por lo menos 32.564 millones de toneladas de CO2e al año, o el 51% de las emisiones mundiales anuales de GEI. Robert Goodland se retiró como consejero ambientalista principal en el Grupo Banco Mundial luego de 23 años de servicio. En el 2008 fue galardonado con la primera Medalla Póstuma Coolidge por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN por sus siglas en inglés) por su excepcional contribución a la conservación ambiental. Jeff Anhang es investigador y especialista ambiental en el Grupo Internacional Banco Mundial y miembro de Instituto WorldWatch.

 

En su análisis Goodland y Anhang revisan a fondo las fuentes directas e indirectas de emisiones de GEI provenientes de la industria agropecuaria. Ellos consideraron que algunas de estas son obvias pero subestimadas, algunas son simplemente pasadas por alto y algunas son fuetes de emisiones que ya han sido contadas pero asignadas a sectores equivocados. En su análisis ellos explican como 25.048 millones de toneladas de CO2e atribuidas al ganado han sido sub-contadas o pasadas por alto. De ese total 3.000 millones de toneladas son mal asignadas y 22.048 millones de toneladas son descontadas totalmente.

 

Por ejemplo, la Organización de Alimentos y Agricultura de las Naciones Unidas, FAO (por sus siglas en inglés) excluyo de sus estimaciones la respiración del ganado porque la consideraron parte de un ciclo biológico rápido en donde la materia vegetal consumida por el animal fue en si creada a través de la conversión del CO2 atmosférico en compuestos orgánicos y ya que las emisiones y las cantidades absorbidas se consideran ser equivalentes, la respiración del ganado no fue considerada como una fuente neta de GEI bajo el Protocolo de Kioto. Pero Goodland y Anhang consideran esta es una forma defectuosa de ver los hechos ya que si bien con el tiempo podría existir un equilibrio del CO2 entre la cantidad respirada por los animales y la cantidad foto-sintetizada por las platas, tal equilibrio nunca ha sido estático y hoy en día, más decenas de millones de ganado están exhalando CO2 que en los días pre-industriales mientras que la capacidad foto sintética de la tierra (o sea la capacidad para mantener el carbón fuera de la atmosfera al absorberla en la masa de la planta) ha descendido abruptamente al tiempo que según la mayoría de los expertos estamos perdiendo y degradando, cada día, 64.751 hectáreas de bosques tropicales.

 

Goodland y Anhang están de acuerdo que de hecho la FAO cuenta las emisiones atribuidas a los cambios en el uso de la tierra debido a la introducción del ganado, pero solo la cantidad relativamente pequeña de GEI de los cambios cada año. Extrañamente no cuenta la cantidad anual más grande de GEI generado por el proceso de fotosíntesis que se habrá perdido para siempre resultante del uso del 26% de la tierra en todo el mundo para el pastoreo de ganado y el 33% de las tierras arables para cultivar el alimento para el ganado en vez de dejarlas para que los bosques se regeneren.

 

Es tentador excluir una u otra fuente de emisiones del conteo de carbón de acuerdo a los intereses de uno bajo el argumento de que es compensado por la fotosíntesis. El porcentaje que contribuye la industria agropecuaria al total de las emisiones de GEI puede ser refutable pero en cualquier caso estos todavía representan una fuerte porción de las emisiones, las cuales ameritan un serio escrutinio y que al excluir las emisiones de GEI atribuibles a la ganadería de la hoja de balance, es predecible que estos gases no van a ser manejados y su cantidad aumentara como de hecho está ocurriendo.

Ya millones de toneladas de CO2e están siendo liberadas a la atmosfera y al proyectar el cuadro contiguo de la FAO/UN (2012) hasta los años 2030-2050 podemos esperar un incremento exponencial peligroso de la ganadería y por lo tanto de las emisiones de GEI, inducidas por el incremento en el consumo global de carne y lácteos que para el 2030-2050 se habrá elevado entre 65% y 76% respectivamente con respecto a la línea base del 2005-07.

 

De hecho, nuevo reporte del Instituto de Políticas Chatham House en el Reino Unido determino que el individuo promedio en los países industrializados consume alrededor del doble de lo que los expertos consideran saludable, el americano  promedio  el triple y en la medida en que los salarios  en  los  paises  en  desarrollo  tambien lo  hacen el

consumo de carnes tambien incrementara. No hay dudas de que el apetito por las carnes es insaciable siendo comprensible que para muchos analistas el reducir o inclusive eliminar el consumo de productos agropecuarios es lo más cercano a una solución mágica para reducir las emisiones necesarias para no superar los dos grados centígrado en el que un cambio climático peligroso puede ser evitado y la razón de la creciente presión sobre los gobiernos para que tomen acción imponer una reducción del consumo de carnes ya que los individuos no están cambiando sus hábitos lo suficientemente rápido.

 

Pero si este es el caso, ¿porque nadie (incluso voceros de importantes organizaciones ambientalistas internacionales como Green Peace, Sierra Club, la Fundación Surfrider, Oceana, Rainforest Action Network o Amazon Watch) está hablando de esto, evitando comentarios, ignorando o escondiendo los hechos a propósito? En una entrevista para el impactante documental “Cowspiracy”, dirigida por Kip Andersen y Keegan Kuhn, Bruce Hamilton, Director Ejecutivo del Sierra Club, aseguro que la causa principal del cambio climático era básicamente la quema de diferentes tipos de combustibles fósiles y sus derivados, sin embargo al preguntársele a cerca de la ganadería, su única respuesta inmediata y ante su sorpresa fue ¿Que había a cerca de eso? Y al explicársele los hechos estuvo de acuerdo que era un gran problema y necesitaba ser atendido pero no supo explicar porque no se les daba la prioridad requerida. Por otro lado, Green Peace, sabiendo de ante mano que la entrevista era para un documental sobre la ganadería y las emisiones de GEI declinaron dar la entrevista y cuando en el mismo documental Kip Andersen le pregunto a Emily Meredith de la Alianza para la Agricultura Animal, Grupo Pro Acción Política para la Industria Ganadera, si alguna vez habían apoyado a grupos ambientalistas sin fines de lucro, declinó comentar al respecto y Kay Smith, Presidente de esa organización (en el mismo cuarto pero no en cámara) confirmo dicha respuesta.

 

Ciertamente, a pesar de la escala del reto que nos espera los gobiernos no están tomando alguna acción respecto a una pieza clave en el rompecabezas sobre el cambio climático. Sin embargo el problema no es tan simple y de hecho es mucho más complejo que el llamar a un cambio dietético que serían políticamente sensible y una vía difícil de perseguir. Por un lado tenemos el factor económico en donde según el Instituto Norteamericano de la Carne, solo en los Estados Unidos, los efectos económicos que producen las ondas de la industria de la carne y aves de corral generan a la economía norteamericana, US$ 864.2 billones anuales o aproximadamente el 6% del PTB. En el 2013 todas las compañías involucradas en la producción de carnes, incluyendo sus suplidores, distribuidores, minoristas e industrias auxiliares emplearon 6,2 millones de personas en los Estados Unidos con empleos que totalizaron US$ 200 billones en salarios. A través de impuestos directos pagados, estas compañías y sus empleados proveyeron US$ 81,2 billones de ingresos a los gobiernos federal, estatales y locales, y el consumo de carnes y aves generaron US$ 2,4 billones en impuestos sobre las ventas estatales. El impacto sobre las economías mundiales al imponer una reducción o inclusive eliminar el consumo de productos agropecuarios seria simplemente devastador por lo que los gobiernos se encuentran atrapados en un ciclo de inercia sin alguna solución viable y sin posibilidad de ofrecer una significativa reducción de este tipo de emisiones de GEI en los foros internacionales como la Conferencia de Paris sobre el Cambio Climático. Sin embargo, sin una reducción significativa de las emisiones globales de GEI provenientes de la industria agropecuaria será casi imposible mantener el calentamiento global por debajo de los dos grados centígrados.

 

Por otro  lado tenemos factores de salud pública que considerar ya que además de incrementar las emisiones de GEI, el excesivo consumo de carnes está contribuyendo también a una crisis global de obesidad y el aumento de enfermedades crónicas en economías industrializadas y emergentes. Sin embargo no podemos evadir el hecho de que el comer carnes ha sido un elemento crucial de la evolución humana desde por lo menos un millón de años antes del amanecer de la humanidad permitiendo que el cerebro de nuestros ancestros pre-humanos creciera dramáticamente en un periodo de pocos millones de años. Tuvo una relación sinérgica con otros atributos que nos hacen humanos con cerebros más grandes, vísceras más pequeñas, bipedismo y el lenguaje. Nuestro tracto digestivo no es obligatorio para herbívoros; nuestras enzimas evolucionaron para digerir carnes que con su consumo ayudo para una mayor encefalización y un mejor crecimiento físico. Según el Dr. Drew Ramsey M.D. profesor asistente clínico de Psiquiatría en el Colegio de Médicos y Cirujanos en la Universidad de Columbia, datos actuales epidemiológicos confirman la necesidad de nutrientes derivados de animales para proveer, en particular, una salud óptima del cerebro. Por ejemplo la B12 y las largas cadenas de ácidos grasos omega-3, esenciales para un desarrollo saludable del cerebro, se concentran solo en productos animales. Pero el Dr. Ramsey también considera que la forma en que criamos y comemos animales hoy en día deja mucho que desear, por lo que que la respuesta ética a pregunta sobre el consumo de carne es que debemos limitar la ingesta pero consumir solo carnes y pescados de alta calidad que sean criados de forma ética, eficiente y sustentable sin deteriorar el medio ambiente.

   

En este sentido el Complejo Agroindustrial Acuaponico Vertical desarrollado por la Fundación Aquaponias de Venezuela funciona como un bloque individual en donde las unidades de acuaponia vertical (dentro de las Aquapiramides Solares), trabajan como el núcleo productor del complejo para producir vegetales orgánicos variados y pescados (tilapia) para el consumo humano. Simultáneamente en dos recintos separados y con ambientes controlados, pequeñas cantidades de agua provenientes del sistema cerrado de recirculación perpetua entre los tanques acuícolas y los canales hidropónicos de flujo profundo del sistema acuaponico vertical dentro de las Aquapiramides Solares serán desviados hacía un sistema también de recirculación cerrada entre canales hidropónicos de flujo laminar de nutrientes NFT para la producción de forraje orgánico ganadero y los canales hidropónicos de flujo profundo, antes descritos, y/o el otro, a través de un sistema similar de recirculación cerrada con canales de cama de grava bio-filtrantes de llenado y vaciado para producir Yuca orgánica (también conocida como Casabe, excelente sustituto del trigo para el consumo humano y animal).

 

De esta manera en nuestra propuesta de 10 unidades de producción podremos proveer alimentos orgánicos para hasta mas de 5.600 cabras lecheras y/o corderos (2000 vacas y/o toros de carne y otros tipos de ganado) en unidades cerradas y selladas con ambiente controlado para la producción de hasta 1800 toneladas de queso de cabra al año (o unas 800 toneladas de carne bovina al año). Dentro de estas unidades de cría ganadera aíre limpio será circulado y el aíre enriquecido con CO2 por la respiración de los animales y gas methano de los eruptos y flatulencias de estos rumiantes serán extraídos y separados para descargar el CO2 en el componente hidropónico de las Aquapiramides Solares, las unidades de producción de forraje NFT y las unidades con canales de cama de grava bio-filtrantes, con el fin de crear condiciones óptimas de crecimiento para las plantas. El gas metano será integrado a los sistemas de la primera fase de generación de electricidad (plantas eléctricas a biogás o celdas oxidativas de combustible). El CO2 y gas metano generado por esta cría ganadera no será liberado a la atmosfera.

 

Mientras tanto todas las excreciones y orina de los animales serán drenadas hacia un digestor anaeróbico junto con todas las aguas servidas y materia orgánica generada en el complejo para su transformación en agua limpia, bio-carbón (un sub-producto que puede reducir las emisiones globales de GEI con efectos positivos en cosechas producidas en suelos desgastados, pobres en nutrientes) y gas metano para que con una combinación de  generadores eléctricos a bio-gas (o celdas de combustible oxidativo) y generadores de energía con motores de aíre comprimido, obtendremos energía verde ilimitada para mantener funcionando todos los sistemas del complejo, incluyendo las líneas de procesamiento y manufacturación de productos con valor agregado que incrementaran y aseguraran la extraordinaria rentabilidad de las operaciones, aires acondicionados sin gas y aire frio para el sistema de cosecha de agua contenido en la humedad del aire.

 

Estas operaciones de cero neto desperdicios no usan fertilizantes químicos o pesticidas, consumen cerca de 0% del agua usada en la agricultura tradicional y no generan emisiones de GEI provenientes de la agricultura para humanos y animales. Obtiene el agua requerida sin invadir las fuentes de agua fresca naturales o construidas por el hombre y recicla sus aguas servidas y de procesamiento industrial para obtener agua limpia mientras los sólidos suspendidos son transformados en nuevos sub-productos ecológicos y en energía verde ilimitada. Este nuevo Complejo Agroindustrial eliminará los desechos, protegerá nuestros recursos naturales y reducirá el actual 70% del agua disponible en el planeta para la humanidad que se consume para la agricultura, a menos del 30%.

 

El profundo impacto de esta iniciativa representa para gobiernos e industrias una solución real y practica a la problemática de la industria agropecuaria y las emisiones globales de GEI. Tiene el potencial de reducir a un digito el porcentaje de todas las emisiones globales de gases de efecto de invernadero generados por la producción agropecuaria y alcanzar un nivel medio de emisiones equivalentes de dióxido de carbono muy por debajo de los 42 GtCO2e requeridos para mantener el incremento de la temperatura por debajo de los 2 °C en la cual se puede evitar para finales de siglo cambios climáticos peligrosos sin tener que imponer nuevos hábitos dietéticos contraproducentes. Además, esta nueva tecnología significa para las industrias la capacidad de diversificar su producción e incrementar, significativamente sus ganancias, alentando la inversión para reconvertir sus prácticas tradicionales de producción de alimentos a unas más sustentables que alcanzaran un profundo cambio en la forma que producimos nuestros alimentos, eliminando y el execivo consumo de recursos y más importante aún, revirtiendo la degradación ambiental en nuestro planeta, adaptando igualmente la producción de alimentos a las nuevas condiciones extremas del clima para producir en menos del 10% del total de las tierras cultivadas en el mundo, todos los alimentos que se necesitaran para el 2050 y más haya.

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